Friday, November 21, 2014

PERIODISMO POTOSINO, ABERRANTE Y SIN ÉTICA PERPETÚA LA IGNORANCIA Y LA INCULTURA

PERIODISMO POTOSINO, ABERRANTE Y SIN ÉTICA PERPETÚA LA IGNORANCIA Y LA INCULTURA

Por Eric Muñiz de la Rosa

No entiendo cómo es posible que aún se practique en San Luis Potosí un periodismo que simplemente no lo es.

Desde la pasada década de los 80 se estableció en San Luis Potosí, por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, (UASLP), la primera escuela de ciencias de la comunicación, desde entonces han brotado otras cuatro o cinco escuelas en otras tantas instituciones educativas.

Es cierto que estas escuelas, en sí, no preparan profesionales en periodismo, pero al menos su currículum incluye uno o dos semestres en la materia, al menos para encausar a quienes prefieren emplearse como periodistas con una idea básica para ello.

Pero surgen las preguntas: ¿Están de verdad enseñando aunque sea algo similar al periodismo? ¿Están los maestros de esta materia realmente capacitados para enseñarla?

Tales preguntas salen a colación porque en los diarios potosinos hay egresados de esas escuelas, tanto como reporteros o editores, o en otras capacidades. Y francamente no lo demuestran, los ejemplos son infinitos.

Generalizando, los reporteros potosinos carecen de los conocimientos periodísticos necesarios para escribir una nota correctamente. La carencia de una educación académica la suplen con palabras que, según la tradición, los convierte en "periodistas".

Así, una casa la convierten en inmueble, al hospital en nosocomio, los bomberos son tragahumo, los padres son progenitores, un incendio es conflagración o siniestro. Los accidentes invariablemente son aparatosos, los incendios son voraces, y los malos padres o madres son desnaturalizados.

Para los reporteros potosinos una nota es repetir la primera versión que recogieron de los hechos. Para ellos no existe el punto de vista opuesto, la aclaración verídica de estos o las declaraciones contrarias, es decir, la corroboración de las declaraciones y de los boletines; es decir ignoran olímpicamente lo esencial de una nota periodística: la veracidad (exactitud) y el balance (imparcialidad).

Para desgracia del lector, quien es quien al final resulta afectado, los editores de los diarios potosinos dejan pasar esta clase de impropiedades, es decir, que al permitir tan negligente publicación de tan deficiente información, demuestran el mismo grado de desconocimientos e ignorancia periodística —o más, considerando sus supuestas obligaciones— del reportero o reportera.

Asimismo, un periodismo amarillista es anti periodista, como lo es un periodismo sin ética. En el periodismo potosino se ignora la función periodística de informar, lo que existe es un acarreo de propaganda que las oficinas de  "comunicación social", tanto las oficiales como las privadas, elaboran y difunden con la complicidad de los medios informativos, el reportero sólo los lleva hasta su  medio o los reproduce en su sala de redacción para su publicación.


El amarillismo ha suplido al interés de la nota bien escrita. Por ejemplo, al escribir esto, la nota más leída en el diario Pulso no era la del escándalo de la corrupción gubernamental descubierta durante las comparecencias de los funcionarios gubernamentales ante el Congreso Estatal, sino la titulada "Madre le quema las manos a su hija", una nota de la "sección de policía", por cierto, esta, la sección de policía, como la de sociales no existen en la prensa del Primer Mundo.

La nota describe que: "Madre desnaturalizada le quemó las palmas de ambas manos a su pequeña hija de 11 años de edad, se las colocó en el fuego de la estufa en su casa de la colonia Progreso debido a que la acusaban de robarse  dinero de la escuela". Ahí tienen ustedes la consabida palabra “desnaturalizada”.

El reportero, en este caso aprendiz de periodista, no solo describe con "detalles" un evento que él nunca atestiguó, sino que, de paso, contra toda ética periodística, identifica detalladamente a la víctima, quien como menor de edad, debe de ser protegida, manteniéndosele en el anonimato

El ignorante reportero proporciona nombre, edad, domicilio y hasta la escuela de la que es alumna.

Tanto el reportero como el editor, en este caso la editora Adriana del Socorro Ochoa, mostraron su total desconocimiento de ética periodística. Ellos no tienen ni la más elemental idea del daño sicológico y social, posiblemente irreparable, que su irresponsabilidad causará a la niña, que ya de por sí sufre por las cicatrices corporales y mentales causadas en su ambiente familiar.

La nota agrega: "La menor narró que su madre la había tomado de ambas manos y le había acercado las palmas a la llama de la estufa, ya que la habían acusado de  robarse 500 pesos de la escuela Miguel Alemán, donde estudia, ubicada en la avenida Salk en la colonia Progreso".

Faltando a lo más elemental de su deber, el reportero no acudió a la escuela a investigar el origen de la acusación de robo. Quizás para entonces ya habría aparecido el dinero, o se habría descubierto al verdadero culpable.

También ignoro otros detalles importentes ¿De quién era el dinero? ¿Quién acusó a la niña? ¿Qué dijo el director o directora de la escuela? ¿Intervino la policía en la escuela? ¿Hay acusación formal en contra de la niña? ¿Testigos? ¿Se recuperó el dinero?

Nada. Solamente que, escudados en su pretenciosa calidad de "periodistas" intocables, tanto el reportero como la editora se convirtieron en acusadores, jueces, jurado y verdugos.

Lo que está fuera de mi comprensión, es el hecho de que Adriana Ochoa no solo es editora de Pulso, sino también maestra de la escuela de Ciencias de la Comunicación de la UASLP.

¿Qué es lo que enseña a sus alumnos?

Concidentalmente, este mismo día cayó en mis manos una reseña titulada "Seminario Internacional CONEICC-FELAFACS: "Ética de la comunicación y el periodismo y transición  democrática en México: La Formación Deontológica de los Comunicadores y  Periodistas Universitarios ", celebrado el 4 y 5 de noviembre del  2004 en las instalaciones de la Escuela de Ciencias de la Comunicación de la UASLP.

Añade la reseña: "En el seminario participaron representantes  académicos de 24 instituciones de educación superior del país y con estudiantes y profesores de la Escuela de Ciencias de la Comunicación de la UASLP y de otras Universidades del estado, así como con  los maestros Ivette Maisonet Quiñónez de la Universidad del Sagrado  Corazón de San Juan Puerto Rico; Margarita Alonso de la Universidad de La  Habana, Cuba; Juan Antonio Mejía de la Universidad del Caribe, República  Dominicana y Tony Pérez de la Universidad Autónoma de Santo Domingo".

Qué incongruencia, el seminario incluyó una disertación entre Adriana del Socorro Ochoa (UASLP), Josefina Buxadé (UDLA) y Adalberto Juárez Mendoza (UIC), quienes dialogaron, lean ustedes muy bien, y sin reírse, "sobre la formación ética de los futuros comunicadores universitarios".

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