Por Eric
Muñiz de la Rosa
De falsa
periodista a falsa redentora: en su inocua columna La Cábala, la supuesta
editora del diario Pulso, Adriana Ochoa, califica de anodina a la Secretaria de
Cultura, como si su columna no lo fuera también.
Si bien
es cierto que la existencia de la Secult es una burla a la inteligencia de los
potosinos, también es cierto que el diablo no puede culpar de pecadores a sus
adoradores. Adriana, como autoproclamada defensora de los contribuyentes
primero debería despojarse de su máscara de redentora y aceptar que ella misma
es imagen de lo que acusa.
En su
columna de este domingo Adriana, o hace gala de su irredimible cinismo e
ignorancia periodística, o hace un velado ataque a su compinche de correrías,
el caricaturista Alfredo Narváez Ochoa.
Escribe
Adriana: “Para subrayar que la austeridad en el sector público es puro rollo
con ánimo de engañar, basta de muestra una asomada a la nominita de la anodina
Secretaría de Cultura. Los sueldos son realmente buenos en Cultura, por ejemplo,
un señor que aparece como “jardinero” en el Centro Cultural de la Huasteca
Potosina, el puesto de menor nivel en esa plantilla, tiene un sueldo de
$12,139.89 más 6 mil pesos de bono fijo. Más de un técnico en Zona Industrial
se ofrecería a ir a costar (sic) pastito a Cultura por ese sueldo, y sólo de
lunes a viernes”.
Y yo
digo que no solamente “un técnico de la zona industrial se ofrecería a cortar
pastito”, ya que un “periodista” de Pulso no cortará el pastito, sino que se lo
traga en la forma de los 35 mil pesos mensuales que devenga en esa “anodina”
Secult, me refiero al antes citado Alfredo Narváez Ochoa.
No se
sabe si es intencional o producto de su cinismo, pero Adriana le asesta un
golpe bajo a su congénere de corral (Alfredo) al escribir que los “enchufados”
de Secult se dan la gran vida, al decir en su columna: ¡ah cómo tiene directores
la Secult! Mero pretexto para asignar sueldos injustificados a diestro y
siniestro, porque muy poca ciencia tiene eso de organizar eventos a los que la
gente no va, hacer una que otra publicación digna de enmohecerse completa en
bodega, o ir a cuidar tres tepalcates y alguna bacinica “histórica” en las
desoladas “casas de cultura” o disque “museos”.
¿Lo dice
porque Alfredo Narváez Ochoa, como director del Centro Cultural Mariano
Jiménez, (una de esas, como dice Adriana, “desoladas ‘casas de cultura’ ”),
solo cuida tres tepalcates y una que otra bacinica histórica.
Como si
ella misma y el 99.9 por ciento de los obreros a destajo de Pulso no fueran
beneficiarios del chayote, las extorsiones y demás chanchullos que forma parte
de los “derechos laborales” de los “periodistas”, en su periodísticamente
inexplicable diatriba Adriana Ochoa añade: “Están, por ejemplo, los integrantes
de la generación de ‘enchufados’ que dejó ahí el toranzato en calidad de
inamovibles (como) Arturo Castillo Jiménez, quien fuera director de festivales
intrascendentes (‘internacionales’ en su caso fue pura pretensión). No pueden faltar
‘los parientes’. Una hermana de Laura Moore, ex secretaria particular de Toranzo,
y una hija del ex secretario de Comunicaciones y Transportes, Joel González de
Anda (y) un hijo del ex tesorero y compadre del ex mandatario, Jorge Quijano
Guerrero”.
Cuando
menos el jardinero que menciona Adriana tiene la gracia de saber cortar el
“pastito” ¿Pero qué gracia especial tiene Alfredo Narváez Ochoa para ser
“director” del Centro Cultural Mariano Jiménez? En el círculo de los
autonombrados “periodistas” potosinos se sabe perfectamente que Alfredo apenas
si terminó la secundaria.
El sitio
de la Secult, entre currículos de abogados, ingenieros y otras profesiones, el
currículo de Alfredo menciona “estudios de preparatoria” ¡es todo! Sin
mencionar si la terminó, ni el nombre de la escuela.
Para
hacer la broma mas grande, en el sitio de internet del Premio Nacional de
Periodismo aparece el currículum vitae de este remedo de periodista, y mueve a
risa lo referente a sus estudios: “Egresado de la Universidad de San Luis
Potosí (?) con un diplomado en Políticas Públicas por el Instituto de
Administración Pública de Querétaro”. Primero ¿Cuál universidad de San Luis
Potosí? Porque entre universidades reales, semirreales y “patito” hay más de
70; Segundo, el Instituto de Administración Pública de Querétaro simplemente
¡NO EXISTE!
Es bien
sabido que Alfredo Narváez Ochoa no tiene carrera universitaria; y para
comprobarlo precisamente existe la Consulta de Cédulas Profesionales de la
Secretaria de Educación Pública de México.
En
cuanto al Instituto de Administración Pública de Querétaro, la dirección que se
encuentra en internet corresponde a la de una antigua casa habitación
convertida a teatro experimental. Aparte de que en una búsqueda en el sitio de
la Secretaria de Educación no existe tal instituto, ni su posible
Reconocimiento de Validez Oficial de Estudios (RVOE) que la Secretaría de
Educación otorga como prueba de incorporación.
Sobre el
Instituto de Administración Pública de Querétaro tampoco existe sitio de
internet, página de Facebook, de Twitter o de alguna otra red social por
internet a nombre de tal instituto.
Y como
si su salario no dependiera del dinero del pueblo, que en forma de cochupo
recibe Editora Mival, Adriana termina escribiendo: “A fin y acabo aquí estamos
sus muy taruguísimos contribuyentes aportando para dar una vida mejor que la
nuestra a una legión de inútiles”.
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