Por Eric Muñiz de la Rosa
(El himno del potosino que alentó y
ayudó a Mandela y a los surafricanos a derrotar el apartheid)
Sirva de
preámbulo destacar que, en Sudáfrica, Sixto Rodríguez era tan famoso como Elvis
Presley, Bob Dylan o Jimmy Hendrix.
Así empieza la
historia que quiero relatar a los mexicanos en general y a los potosinos en
particular.
De las luchas
contra la discriminación, el racismo y la intolerancia, después del nazismo no
hubo otra más cruel e inhumana que el apartheid, la política de segregación
racial del gobierno sudafricano contra la integración de la raza negra a la
vida normal de Sud África. Hasta que, al igual que en Estados Unidos, se
unieron hombres y mujeres de todas las razas para combatir la segregación
racial.
En la década
de los 60 y principios de la de los 70, surgieron en Estados Unidos cantantes y
compositores con Bob Dylan, Neil Young, and Paul Simon,
quienes enarbolaron las canciones de disidencia e inconformidad de la época,
momentáneamente se les unió un reverendo desconocido, que como el flachazo de
una cámara, se apagó tan pronto como apareció.
Su nombre… Sixto Rodríguez, un músico de
origen mexicano cuyas canciones pasaron sin pena ni gloria en Estados Unidos,
pero, que sin él saberlo, causaron sensación en la Sudáfrica del apartheid,
donde se convirtieron en el himno que le dio fuerza al movimiento contra esa
inhumana política. Solo que Sixto no lo sabía.
LOS
ORÍGENES MUSICALES DE SIXTO RODRIGUEZ
Sixto Rodríguez, a quien le gustaba
tocar y cantar en los bares de música folk, grabó un sencillo en 1967 que le
permitió firmar un contrato con la discográfica Sussex, con la que hizo dos
álbumes: Cold Fact (1970) y Coming From Reality (1971) que no tuvieron mayor
éxito que venderse lentamente hasta que las ediciones se acabaron.
Sus discos, de nulas ventas en Estados
Unidos, se vendían por cientos de miles en Sud África, de hecho, se vendieron
más discos de Sixto Rodriguez en Sud Africa que de los Beatles, Elvis Presley y
los Rolling Stones combinados, extendiéndose ese fenómeno a Australia y Nueva
Zelanda. Desafortunadamente para Sixto sin el beneficio de las regalías, pues
las copias eran desautorizadas.
HEROE
DE LA LUCHA CONTRA EL APARTHEID
Sixto Rodríguez no escribía canciones
para escuchar o bailar, sino temas en los que hablaba de la pobreza y el coraje
que la gente en Detroit sentía, incluyendo las revueltas de los afroamericanos
en esa época.
Sin él saberlo, Sixto se convirtió en el
abanderado, y en el héroe, musical de la lucha contra el apartheid.
La canción que en especial encendía los
ánimos y la lucha contra el apartheid era Street Boy, la popularidad de un
artista a quien nadie conocía motivó a la discográfica Blue Goose Music de
Australia a comprar los derechos de las canciones y sacó al mercado ambos
discos, y una nueva compilación de lo mejor de ambos titulada At his Best.
La fama de Sixto, al menos en esa parte
del mundo, llamó la atención de los sudafricanos Steven Segarmann y Craig
Bartholomew Strydom quienes se propusieron encontrar a Rodríguez. En 1998 los
sudafricanos encontraron a Rodríguez y le propusieron, y él aceptó, una
presentación en Sud África, con tal éxito, que le llevo a una breve gira a
otros países. Pero después de eso, nada.
SU
ESTRELLA SE APAGA Y SE PRENDE
Hace cinco años, el director sueco Malik
Bendjelloul, visitó Sudáfrica buscando el tema para un documental, ahí oyó
casualmente el nombre y una vaga historia sobre Sixto Rodriguez, suficiente
para interesarlo a buscar el paradero de figura tan enigmática. Pero en toda
Sudáfrica escuchaba el rumor de que Sixto se había suicidado durante una de sus
presentaciones. Hasta que por mera casualidad una de sus llamadas telefónicas a
Estados Unidos le dio la pista de que Sixto
trabajaba como simple obrero en la demolición de edificios en la ciudad de
Detroit, una de las ciudades más desoladas por la crisis económica.
El resultado de ese encuentro fue el
documental Searching for Sugar Man y Malik Bendjelloul tímidamente lo inscribió en el festival de
cine Sundance, por la singularidad del tema el documental fue escogido para
abrir el festival, desde entonces se exhibe con éxito en salas cinematográficas
y suena fuertemente como ganador de un Oscar.
UNA
PERSONA AGRADABLE
De larga melena y gafas oscuras, vestido
perennemente de negro de pies a cabeza, Sixto Rodríguez parece una mezcla de
rockero con Johnny Cash. A los 70 años de edad sus puntos de vista políticos no
han cambiado: “Nos dicen que la historia se repite en ciclos, pero eso no va
conmigo”, dice en forma filosófica. Sus manos son rústicas y su rostro duro
como la vida que le ha tocado vivir, aunque suavisada por los recuerdos de
haber tocado al lado de grandes, como el guitarrista de Funk Brothers.
Ahora Sixto se codea con las figuras
icónicas del momento que luchan contra la pobreza y la desigualdad, como Bono,
Ben Afleck y Alec Baldwin, o presentándose en televisión con David Letterman.
Su lista de fanáticos siempre creciendo.
Parece no darse importancia de su tamaño
artístico, de sus promotores dice “esta gente es muy grande”, o le dice con
timidez y sorpresa a su hija “me va a acompañar UNA ORQUESTA”.
Se describe a si mismo como “músico
político, asi es como decido expresarme en mis canciones ‘Establishment Blues’
y ‘Like Janis’, es lo que está sucediendo en los estados Unidos y lo que me ha
pasado en lo personal”. “Establishment Blues” está escrita en el estilo de
platicar el blues de Bob Dylan.
SIXTO
RODRIGUEZ ES POTOSINO
“De mi familia, somos de origen indígena, de
San Luis Potosí, (Tierra Nueva), mi padre se vino a Detroit y luego nos trajo a
todos, las fabricas de automóviles pagaban muy bien. Mi padre fue el ejemplo a
seguir. Mi madre murió cuando yo tenía tres años, y la manera como honramos a
nuestros padres es recordando nuestros orígenes y herencia. Los mexicanos
cantamos juntos, nos abrazamos cuando nos reunimos, así que siempre hubo una
guitarra en la casa, así aprendí a tocarla”.
Aunque ahora es el héroe de los rockeros
jóvenes independientes y de los surafricanos, Sixto quiere que todo mundo sepa
que es mexicano, que su orgullo es presumir de los olmecas y los aztecas, el
naturismo de los pueblos indígenas, sumerge a sus hijas en esta cultura
visitando cuanta exhibición mexicana llega a los museos de Detroit, “Me gusta
gritar ¡Viva mi Raza!”.
Se considera un fanático de leyendas
rockeras como Ritchie Valens, Question Mark y Los Mysterians. En cambio no le
da mucha importancia a sus éxitos “Sugar Man”, “Hate Street Dialog,” e “Inner
City Blues”, quizás porque como él lo dice “estaba muy decepcionado de estar
decepcionado, así que me dedique a trabajar y sostener a mi familia”.
LA
FAMILIA Y VIDA DE SIXTO RODRIGUEZ
Sixto se siente muy orgulloso de la
cercanía que tiene con sus dos hijas, las que aparecen en el documental,
acompañándolo en su retorno a Sudáfrica en 1998. Una de ellas es Eva, ex piloto
de helicóptero en el ejército de los Estados Unidos, quien vive con su hijo en
la casa de Sixto. Cuando se retiró de los escenarios Sixto se lanzó como
candidato a regidor, “Trataron de retirarme de la boleta electoral, pero pague
42 dólares para apelar judicialmente, la cosa es que tienes que luchar y que
debes aprender de tus intentos”.
Durante sus años de olvido, a pesar de
su dedicación a su familia y su trabajo en construcción y demolición, Sixto no
se cruzó de brazos y estudió hasta obtener una maestría en filosofía y piensa
obtener su doctorado. Después de todo el bien sabe ahora que hay segundas
oportunidades.
Para quienes saben inglés, escuchen la
extraordinaria historia de “Sugar Man” Sixto Rodríguez, su extraordinario
estilo y su inconfundible voz, aunadas a sus magnificas composiciones. Aquí
tienen el enlace (Denle click a la flecha del audio)).
http://www.prx.org/pieces/81816-rodriguez-searching-for-sugar-man
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